Levantada como “Quinta” de recreo, restaurando lo que fue un palacio toledano de la época, a finales del siglo XVIII por el Cardenal Lorenzana, es lo que hoy vemos como el hotel.
El hotel se encuentra en la parte alta del jardín. El zaguán coronado con el escudo familiar Lorenzana, alberga la recepción del hotel y da paso a un recibidor con techo de bañera al uso en la segunda mitad del siglo XVIII.
Los pasillos vestidos con caminos de sisal distribuyen en dos plantas las 27 habitaciones orientadas en su mayoría hacia el norte, encarando el jardín, con ventanas imitando el lacado popular en blanco. A la planta superior accedemos por una escalera cuya barandilla es del siglo XVI, donde contemplamos una réplica de “Tormenta sobre Toledo”, antesala del salón social de corte neoclásico, cuya chimenea es el centro de una sala irregular donde podemos encontrar dos sillones de cordobán.
Este hotel presenta unas características especiales, debido a la distribución de sus estancias, grosor de las paredes y la imposibilidad de realizar instalaciones vistas, lo que planteo un verdadero inconveniente para la instalación del sistema wifi, que se realizo mediante la colocación de diversos tamaños de canaletas ocultas entre los detalles de decoración en ambas plantas.
Este proyecto ha resultado una verdadera obra de arte de la ingeniería, hemos conseguido dar cobertura a todo el hotel, ocultando la mayor parte de canalización.